Se trata del primero de varios estudios de los islotes de Ibiza que se realizó en fecha 1999 en colaboración con la "Universitat de les Illes Balears".

Sus autores son Elvira Álvarez Pérez, Javier Asensio Ruano y Antonio Luque Aguilar.

Se presentó en el Club Diario de Ibiza 18 de Mayo 1999 con la presencia de Isabel Moreno Castillo, coordinadora del proyecto.
 
El principal objetivo de este proyecto consiste en realizar un estudio científico y ecológico de tres islotes de Ibiza: Tagomago, Santa Eulalia y Redonda, con el fin de evaluar el estado actual del ecosistema marino y terrestre de dichas islas y su problemática.

No se han realizado estudios previos en este sentido en dichas zonas, mientras que los islotes de la costa sur oeste de Ibiza han sido más afortunados en este aspecto, aunque se basan principalmente en el estudio de los ecosistemas terrestres.

Este estudio forma parte de un proyecto más ambicioso en el que se pretende realizar un estudio medioambiental de los islotes más relevantes de Las Pitiusas.

Este tipo de proyecto pretende ser la base sobre la que asentar estudios futuros más exhaustivos que puedan servir para un futuro plan de gestión integral.

El estudio se planteó desde una doble vertiente en cuanto a la metodología empleada, diferenciando entre ecosistema terrestre y ecosistema marino. Tanto en uno como en otro se realizaron trabajos de campo, tomando mediaciones “in situ” y recogiendo muestras para su posterior análisis en el laboratorio.

Ecosistema terrestre
El estudio del ecosistema terrestre se llevó a cabo mediante visitas a los islotes y observación directa de la vegetación, fauna, tipo de suelo, geología, etc. Así como de otros aspectos relacionados con la degradación de los mismos (en general factores relacionados con la actividad humana), y otros indicadores que determinen el estado de las diferentes comunidades.

Ecosistema marino
El equipo utilizado para el estudio del ecosistema acuático fue totalmente diferente, siendo necesario el empleo de equipos de buceo con escafandra autónoma, así como toda una serie de utensilios necesarios para recoger datos, tales como pizarras y lápices especiales para su uso bajo el agua, cabos, linterna, botes de recogida de muestras, máquina de foto submarina, etc.
El estudio del ecosistema marino se basó principalmente en el estudio del bentos, estos organismos ligados al sustrato van a ser los que mejor nos determinen los diferentes hábitats, lo cual no podemos hacer con el necton, ya que por su capacidad de desplazarse de un lugar a otro, no siempre le va a determinar unas condiciones ambientales concretas. Se realizaron once transeptos perpendiculares a la costa hasta unos 30m. de profundidad, eligiendo aquellas zonas más representativas de cada uno de ellos.

Para la zona emergida se da la descripción de la flora y fauna de los tres islotes, haciendo hincapié en las especies más importantes, ya sea por su carácter endémico o por su relevancia en el ecosistema terrestre.
En el ecosistema marino se dan:

a)    La distribución de las distintas comunidades bentónicas.

b)    La presencia y cobertura de las distintas especies.

c)    La biodiversidad, así como la presencia de indicadores que nos puedan informar acerca de su estado.
Se han elaborado tablas de valoración de cada transecto e islote dando indicadores, tanto biológicos como de actividades humanas. Cabe destacar, por su importancia, la invasión del alga Lophocladia Lallemandiiy el impacto generado por la afluencia turística a los islotes.

Los islotes que gozan de un mejor estado de conservación son los de Santa Eulalia y Redonda. Esto no implica que por ello se tenga que dejar de tomar las medidas oportunas para su adecuada conservación y recuperación. La isla de Tagomago es la que necesita una actuación más urgente y efectiva a fin de evitar un mayor deterioro, y para que recupere sus atractivos naturales.

Estos islotes son de elevado interés, como demuestra el hecho de que estén incluidos en las categorías de ANEI (Área Natural de Especial Interés) y la de Tagomago como ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves), sin embargo, actualmente muestran un estado que soportan, especialmente en verano.

Dentro de las comunidades marinas son temas importantes el estado de las praderas de Posidonia y la invasión de alga Lophocladia.

Como conclusión de este trabajo se puede destacar la necesidad de que estas zonas estén dotadas de alguna figura legal de conservación que frente su actual deterioro y pueda conservarse de una manera efectiva y sostenible.

Dada la experiencia de otras zonas marítimo-terrestre ya conservadas en el Mediterráneo, y fuera de él, resulta urgente una actuación de este tipo para los islotes estudiando o una zona mayor amplitud que los englobara.

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