ESTUDIO AMBIENTAL DE LA ISLA DE EIVISSA
El primer Proyecto de ECOCIENCIA se realizó en 1997. Se trata del "ESTUDIO AMBIENTAL DE LA ISLA DE EIVISSA" y fue realizado en colaboración con el CENTRE D´ESTUDIS AMBIENTALS DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BARCELONA.
Sus autoras son Ester Condal Congost, Gemma Condé Cros y Vivian Gomez Royo, jóvenes licenciadas en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Barcelona.
El estudio fue presentado por sus autoras en Barcelona, en el Colegio de Periodistas el día 22 de octubre de 1997 asistiendo al acto BEN BEECKMANS, presidente de ECOCIENCIA, JOSEP ENRIC LLEBOT, director del CENTRE D´ESTUDIS AMBIENTALS y JORDI BARTRULI, ex-director del CENTRE D´ESTUDIS AMBIENTALS de la Universidad Autónoma de Barcelona.
El día 26 de Noviembre de 1997 el estudio fue presentado por BEN BEECKMANS y GEMMA CONDE en la isla de Ibiza, en el Club Diario de Ibiza.
El principal objetivo de este proyecto consiste en realizar una descripción y evaluación global del estado ambiental de la isla y detectar los principales problemas ambientales y sus causas.
En la isla no se ha realizado ningún estudio ambiental de similares características.
Aunque se han llevado a cabo diversos trabajos y estudios de temas relacionados con el medio ambiente, no existe un estudio global, que incluya todos los aspectos que determinan el estado ambiental y de conservación de la isla.
Los estudios elaborados hasta el momento son escasos, no están actualizados y no disponen de un seguimiento a lo largo del tiempo, aspecto de gran relevancia en los estudios ambientales.
Para poder realizar una evaluación del estado de la isla a todos los niveles se utilizan diferentes escalas de trabajo.
En primer lugar se hace un análisis de todos los aspectos económicos, sociales y ambientales mediante una visión general que permite obtener una idea global del estado de la isla.
Posteriormente debido a las grandes diferencias existentes en las diferentes zonas de la isla, se realiza una distinción de Unidades Bioterritoriales con características similares.
Estas unidades se han delimitado mediante los siguientes criterios principales: uso del suelo predominante, densidad de población, paisaje, zonas de especial interés ecológico y grado de especialización turística.
Las unidades determinadas han sido:
Els Amunts, zona montañosa de elevado interés ecológico y escasa presión antrópica.
Litoral Sureste, franja costera de playas arenosas densamente poblada afectada por una intensa rigidización y por la sobreexplotación de recursos.
Zonas Húmedas, de escasa superficie pero de gran importancia ecológica dado que albergan gran cantidad de fauna ornitológica.
Zona de San Antoni, también densamente urbanizada aunque en menor medida que la unidad del Litoral Sureste.
Litoral Suroeste, franja de costas rocosas y acantiladas ocupada por segundas residencias dispersas por la influencia del desarrollo turístico de la zona de San Antoni.
Espacios interiores, zonas principalmente agrícolas afectadas por la proliferación de segundas residencias dispersas.
Zona de Sa Talaia, zona montañosa agroforestal que alberga la montaña más elevada de la isla.
De cada unidad se lleva a cabo una descripción, se determinan los principales impactos a las que están sometidas y se realiza una propuesta de los aspectos que deberían analizarse con mayor profundidad.
Seguidamente, se estudian los vectores ambientales más destacables de la isla. Con los resultados obtenidos se elabora una matriz de integración donde sintéticamente se visualiza el estado de los vectores ambientales en cada Unidad.
La insularidad determina unas características que distinguen a las islas de las regiones continentales.
Desde el punto de vista económico determina un modelo de desarrollo condicionado por las limitaciones de los propios recursos y por la dependencia de la importación de recursos exteriores. Esto afecta de forma significativa a la eficiencia de la economía local, hecho que implica una mayor vulnerabilidad.
Desde una perspectiva ecológica, el aislamiento de las zonas continentales y su pequeño tamaño determinan una mayor diversidad en los ecosistemas. Sin embargo, estas condiciones configuran un escenario en el que los impactos se manifiestan de forma más intensa y a la vez más perceptible dado que la capacidad de auto-regeneración de los sistemas insulares es muy inferior.
Hasta la promoción de la isla como destino turístico, Eivissa funcionaba como un sistema autosuficiente. A partir de los años sesenta, el desarrollo turístico determinó una serie de necesidades tanto a nivel de recursos materiales como energéticos, que modificaron sustancialmente la dinámica de crecimiento de la isla. La dependencia económica exclusiva del recurso "sol y playa" ha propiciado el aumento de la presión antrópica sobre el territorio, malbaratando los limitados recursos hídricos, reduciendo la superficie de suelo disponible, fragmentando el territorio (especialmente los sistemas naturales), y simplificando considerablemente los ecosistemas insulares.
El turismo ha marcado un antes y un después en todos los sectores sociales, económicos, y ambientales. El modelo de turismo actual afecta a la sostenibilidad de la isla y ha generado una serie de impactos derivados de una política especulativa, que ha priorizado el beneficio económico a corto plazo. El modelo de desarrollo vigente es insostenible en los ámbitos globales y locales de la isla, el "desenvolupismo" es un proceso global que se basa en la sobreexplotación de los recursos humanos, la degradación de la diversidad cultural y en los daños irreversibles en el medio ambiente. Esta forma insostenible de desarrollo, que se basa en el materialismo economicista y consumista, se orienta hacia unos objetivos que permitan beneficios económicos a corto plazo en detrimento de los intereses colectivos, tanto de la población actual como de la futura.
De esta manera, la isla se ha desarrollado sin un sistema de ordenación y planificación previo sin cuidar ni controlar de forma especial aquellos impactos producidos en el medio abiótico y biótico por la política territorial, sobre todo cuando estos constituyen la base esencial de la oferta turística. Por ello, aunque el turismo abre nuevas oportunidades, especialmente para las islas pequeñas, proporcionando renta y empleo, al mismo tiempo causa importantes daños al medio ambiente, cultura, monumentos, población local, e incluso a la calidad del propio sector, especialmente cuando el número de turistas sobrepasa la capacidad de carga del medio.
La mejora de esta situación debe pasar forzosamente por un cambio en el modelo de desarrollo actual. Para ello sería necesario modificar sus bases. Esto implicaría en primer lugar un cambio sustancial en el concepto del turismo que impera en la isla. Se debería tender hacia un turismo menos masificado, hecho que no significa tender hacia un turismo de elevado poder adquisitivo, sino un turismo más respetuoso con su entorno, interesado por otros aspectos (además del "sol y playa") como sus valores histórico - culturales y ecológicos. Esto conllevaría un turismo más diversificado y distribuido en el espacio y en el tiempo, reduciendo la fuerte presión que sufren las zonas litorales, especialmente la de Eivissa, Santa Eulalia y San Antoni. Así, se paliaría la sobreexplotación de los recursos que actualmente se produce en los meses de verano, manteniéndose la calidad y la capacidad de sostenibilidad de los mismos a lo largo del tiempo.
De la misma manera, y como consecuencia de la integración de los principales vectores ambientales dentro del modelo de desarrollo turístico, su gestión incidiría directamente en la mejora del estado actual (especialmente en los vectores residuos y aguas subterráneas), y consecuentemente en la mejora de la calidad de las ofertas del sector. Potenciando el entorno como atractivo turístico de primer orden obtenemos un sistema de autorregulación y conservación de los recursos naturales, donde la calidad y la longevidad de la oferta turística es directamente proporcional a la conservación de los sistemas naturales de la isla.
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Este estudio ha sido copatrocinado por AVIACO, ROTARY CLUB DE IBIZA y el HOTEL ROYAL PLAZA DE IBIZA.